Comentario
En las cortes europeas la porcelana, considerada un símbolo de riqueza y prestigio, era muy apreciada, pero se desconocía los materiales utilizados y su proceso de fabricación, por lo que debía importarse desde Oriente a elevados precios. Durante el siglo XVI fueron los portugueses los principales importadores, hasta que a principios del siglo siguiente casi monopolizó el comercio la Compañía Holandesa de las Indias, convirtiéndose Amsterdam en el centro comercial europeo de porcelana china.No es extraño que durante el siglo XVII ya se hicieran varios intentos para descubrir su composición, consiguiéndose sólo la llamada porcelana de pâte tendre en realidad una composición vítrea que no era verdadera porcelana. A finales de siglo, Johann Friedrich Böttger, ayudante de farmacia, nacido en Schleiz en 1682, pero asentado en Berlín, se había granjeado la reputación como alquimista. Sus experimentos para convertir metales innobles en oro llamaron la atención de los gobernantes prusianos, lo que motivó su huida a Wittenberg, temeroso de perder su libertad. Pero no le sirvió de nada pues poco después en 1701 Augusto el Fuerte de Sajonia le obligó a que entrara a su servicio.Aunque sus intentos para conseguir oro fracasaron se aprovechó su talento en otra dirección. El rey aprobó sus experimentos para obtener porcelana a partir de las materias primas nacionales. Tras varios años, durante los que estuvo ayudado por el caballero Welther von Tschirnhausen, descubrió en 1708 la rote Porzellan (porcelana roja) que en su honor fue llamada Böttgersteinzeug y en 1709 la porcelana europea, el oro blanco, gracias a la utilización del caolín.El año 1710 se fundó la real fábrica de porcelana de Sajonia que se estableció en la fortaleza de Albrechtsburg en Meissen, para mejor proteger al secreto. Incluso el mismo Böttger, nombrado primer administrador, no obtuvo su libertad personal hasta 1714, sólo cinco años antes de su muerte.La producción no se normaliza hasta 1713, limitándose en un primer momento a imitar los modelos orientales. Luego se ejecutaron paisajes y marinas con pequeñas figuras, adornados con rocalla. En 1720 entró como libre colaborador el pintor Johann Gregor Höroldt y en 1731 llegó a director del área de pintura e inspector técnico-artístico de la manufactura. Estableció las bases de la decoración pictórica, así como la paleta de colores para el esmaltado de superficie.La confirmación de la porcelana como manifestación plástica tuvo lugar gracias a la incorporación en 1733 como maestro de modelado del escultor Johann Joachim Kaendler (1706-1775), discípulo de Permoser, que supo adaptarse rápidamente a las necesidades de modelado impuestas por el nuevo material. Con su gran fantasía creó las esculturas monumentales deseadas por el rey para adornar su palacio, además de gran cantidad de servicios de mesa, retratos y grupos de figuras. Es famoso el servicio del Cisne, hecho entre 1737 y 1741, para el conde de Brühl, formado por más de 2.000 piezas. En los grupos nos informa de las costumbres de su tiempo, bien representando artesanos (pastores, campesinos, vendedores callejeros, etc.), bien los Krinolinengruppe, así llamados por los miriñaques de las damas, que muestran el ambiente galante del rococó.La fábrica se organizaba bajo el mando de un director oficial y otro ejecutivo, con un grupo de Arkanisten (secretistas) estrechamente vigilados por ser conocedores de los secretos de la fabricación, y los modelistas o pintores dirigidos por un pintor o escultor importante.Pero a pesar de los esfuerzos puestos en guardar el secreto pronto empezaron a abrirse otras fábricas a partir de los años cuarenta: en Móchst, cerca de Frankfurt, Frankenthal en el Palatinado, Berlín y otras muchas. En la abierta por la corte bávara en Nymphenburg el año 1753 despuntó como modelista Franz Anton Bustelli, de origen suizo y el mejor autor de figuritas y grupos de porcelana.